Apoyo de placas solares térmicas en residencia
El agua caliente sanitaria es el segundo consumidor de energía de nuestros hogares, un 26% del consumo energético total. En la actualidad (de hecho, desde el año 2006) en las viviendas de nueva construcción, es obligatorio cubrir parte del consumo energético necesario para producir el agua caliente mediante un sistema de energía solar térmica y, en caso de que no pudiera hacerse, utilizar otro tipo de energías renovables. Aún así, la demanda de energía para producir agua caliente sigue siendo elevada.
A la hora de decidir si es mejor para una vivienda un sistema de agua caliente instantánea o por acumulación hay que tener en cuenta que, aunque la potencia necesaria para generarla instantáneamente deba ser superior a la instalada con un sistema de acumulación, el consumo de combustible no tiene porqué ser superior sino lo contrario, ya que los sistemas de acumulación deben mantener agua a cierta temperatura dentro de los depósitos (acumuladores) y esto generará pérdidas a través del aislamiento. De ahí que los acumuladores deben tener un buen aislamiento para que estas pérdidas sean las menores posibles.
Señalar sin embargo que los sistemas con acumulación proporcionan mayor confort al usuario, por la capacidad de suministrar mayores caudales punta.
Así pues, cada uno de ellos tiene sus ventajas e inconvenientes. Pero vayamos por partes…
Se trata de unos sistemas que calientan el agua en el mismo momento en que es demandada. Es el caso de los habituales calentadores de gas o eléctricos, o las calderas murales de calefacción y agua caliente (calderas mixtas).
La principal ventaja: no se necesita mantener el agua caliente acumulada, lo que evita un mayor coste energético.
Inconvenientes:
Los sistemas instantáneos presentan, generalmente, prestaciones limitadas a la hora de abastecer con agua caliente a dos puntos a la vez, pero siguen siendo los sistemas más habituales.
De este modo, este tipo de sistema es el más apropiado para familias no numerosas, en viviendas con pocos habitantes o en aquellas dónde su uso es muy puntual.
Este tipo de sistemas se puede dividir en dos: los que se componen por un equipo que calienta el agua (una caldera o una bomba de calor, por ejemplo) más un termo-acumulador, y los termo-acumuladores de resistencia eléctrica.
– Los compuestos por caldera y acumulador son los más utilizados. Una vez calentada, el agua se almacena en un depósito aislado para que pueda usarse en cualquier momento.
Ventajas:
Por su parte, los termoacumuladores de resistencia eléctrica son un sistema poco recomendable desde el punto de vista energético y de costes. Cuando la temperatura del agua contenida en el termo baja de una determinada temperatura suele entrar en funcionamiento una resistencia auxiliar.
De ahí la importancia de que el termo, además de estar bien aislado, se conecte sólo cuando sea necesario, mediante un reloj programador.
Como alternativa a los dos sistemas más utilizados se encuentran los de tipo mixto: combinan una determinada acumulación de agua caliente para su uso a lo largo del día, pero que también cuentan con un sistema de producción instantánea.
Estos híbridos entre calentador y caldera tienen un depósito de menor capacidad, y sus precios varían según la potencia y la capacidad de acumulación del depósito.
Podemos encontrar calderas mixtas de gas analógicas atmosféricas que funcionan con gas natural, calentadores eléctricos verticales y calderas mixtas de gas bitérmicas, que funcionan con butano o propano.
Teniendo en cuenta que el sistema de producción de agua caliente puede ser mixto instantáneo o por acumulación podemos establecer dos tramos de temperatura:
Con acumulación (la temperatura debe ser elevada para conseguir suficiente producción de agua caliente) la recomienda está entre 55 y 60ºC aunque luego se consuma a 40ºC. Es recomendable el uso de grifería termostática.
Cuando la producción de agua caliente sanitaria es mixta instantánea, la temperatura debe ser entre 30 y 35ºC porque cuando la temperatura es 2 o 3 grados superior a la deseada no tenemos que mezclar con agua fría; la caldera usará menos potencia para calentar el agua –lo que reduce el gasto de energía-; alarga la vida de la caldera reduciendo calcificaciones de componentes.